La Cite Café
Explora por medio de una taza de café, el fascinante mundo de "La Cité", cautiva tus sentidos con imágenes, sabores, aromas y sonidos. Bienvenidos.
Bienvenidos a la isla de La Cité
En una zona pantanosa del Sena, río imponente que procede del este de Francia y que rodea con ambos brazos la isla de La Cité (cabeza, corazón, médula de París), nació Clémont, un niño escuálido y rubio que padeció toda su vida un trastorno mental que se manifestaba en episodios de estupor y constantes delirios. Su estado solía oscilar entre momentos de lucidez y de locura, sobre todo a partir de la adolescencia. En aquella época, quienes padecían tales trastornos eran considerados seres endemoniados e inspiraban temor a la sociedad. En sus momentos de delirio, Clémont exclamaba extasiado que aquel austero lugar sería venerado por la sociedad a través de los siglos y que en él nacerían pensadores que cambiarían su forma de vida, personas que contarían historias que después se narrarían en lugares lejanos y en las que se plasmarían retratos vívidos de su naturaleza; que sería ahí compuesta hermosa música de alabanza a Dios, pero también al amor y al ser humano mismo.
Las visiones de Clémont, que en un principio causaron malestar en la sociedad, fueron confirmadas luego. Aquella isla llamada La Cité se constituyó en capital y centro de Francia en 987, cuando Hugo Capeto fundó una nueva y muy poderosa dinastía. La ciudad fue varias veces atormentada por eventos como la matanza de los hugonotes en la famosa noche de San Bartolomé en 1572. Sin embargo, tuvo también épocas de esplendor como la del poderoso cardenal Richelieu y la de Luis XIV, de la dinastía de los borbones, comúnmente llamado el Rey Sol. Quizás el hecho con el que París alcanzó su lugar en la historia fue la toma de la Bastilla que señaló el nacimiento del mundo moderno y de la Revolución Francesa. Los nuevos años espléndidos del Imperio y de la fastuosa corte que circundó a Napoleón coronado en 1804, hicieron olvidar el terror anterior, la muerte y los daños irreparables a las obras de arte. No obstante, en 1871 se escribió otra página triste en la historia parisina, cuando durante la Comuna, época de revuelta y de incendios, se perdieron muchos edificios importantes por su historia y su belleza. A pesar de esto, con el nuevo siglo vinieron también nuevos momentos de esplendor, se realizaron exposiciones universales y se dieron importantes movimientos artísticos, pictóricos y literarios. Pero la capital francesa habría de ser otra vez abatida con los bombardeos de la primera y la Segunda Guerra Mundial y tomada en 1940 por el ejército alemán. Desde su liberación en 1944, hasta hoy, París finalmente viva y libre conserva su rango en la historia de la cultura y de la humanidad.
Tras sus delirios, Clémont fue encerrado y tildado de loco, por lo que confinado en aquella lúgubre y helada celda; dedicó sus últimos días a escribir sus fascinantes delirios. Su escrito fue encontrado abandonado en una humilde vivienda muchos años después. Con el pasar de los siglos, un huésped de un antiguo hotel soñó a un niño enfermo con vestimenta a la usanza de la época medieval que hablaba sobre los sucesos maravillosos ocurridos en París. El huésped compartió su sueño con un historiador que sabía de la existencia del escrito abandonado y fue así que Clémont fue restituido como el profeta certero de las glorias de la ciudad de la luz.
Ahora lo invitamos a adentrarse por medio de una taza de café, en el fascinante mundo de La Cité, cautive sus sentidos con imágenes, sabores, aromas y sonidos que lo transporten a épocas pasadas, épocas de esplendor, de riqueza pero también de dolor, tragedia y desventura.
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